lunes, 4 de febrero de 2008

Mente de mente

El cuerpo humano es una compleja máquina mecánica y a su vez es un pequeño gran laboratorio en el que millones de reacciones químicas tienen lugar cada día de nuestra existencia.
Este tema siempre me apasiona: las reacciones químicas del cuerpo, el impulso nervioso, ese "mensaje" que se transmite de dendrita a neurona de un modo tan especial y preciso.
Somos digitales a la vez que analógicos, funcionamos con "ceros" y "unos" aunque nuestras variables no siempre son discretas. Hay que maravillarse ante tanto misterio, el inconsciente colectivo, los conocimientos innatos...

Se pensaba que reír era una conducta aprendida por el bebé por imitación a sus progenitores, pero tras los avances en monitorización del vientre materno, se han "pillado" a bebés "partiéndose la caja" ahí dentro. Un dato, en todas las culturas, reírse, es reírse.
De cualquier modo hay algo que es innegable, nacemos con "algo" pre-instalado. Es ese "algo" que nos hace apartar la mano cuando nos quemamos o lo que nos hace cerrar los ojos al oír un golpe por ejemplo.

Comenzamos siendo "algo" microscópico, una sola célula con la información exacta para crear más células y llegar a formar un ser con vida y autonomía, pero esa no es la única información. Incluso antes de que exista el cerebro, ya tenemos una información para almacenarla en él, una información que ha pasado de generación en generación desde el comienzo de nuestro tiempo.
Para mi ese es uno de los mayores misterios de la vida, no sé si quién lee (si existe) se ha parado ha pensar esto.

Lo ilustro con un ejemplo ¿Por qué abrimos los brazos cuando vamos a caernos? ¿que buscamos? hubo un tiempo en que nosotros nos caíamos de los árboles, abrirnos de brazos y encontrar una rama en nuestra caída, podría salvarnos la vida.
Sería bonito pensar que sólo sobrevivían los que sabían que había que abrir los brazos y que ese conocimiento pasaba a su descendencia (de ese modo que me intriga) y así de generación en generación hasta nosotros...y los que vengan detrás.

Con esto quiero decir que el cuerpo es inteligente apenas nace y que hay cosas que aunque no controlemos nos la impone el conocimiento innato que nos viene "de fábrica" al igual que nuestros pc´s tienen un sistema operativo aún antes de que les instalemos programas.
¿De dónde viene ese conocimiento? no tengo ni idea, y por más que leo y busco, no encuentro respuesta, quizás usted la tenga.
Quizás de algún misterioso modo nuestras vivencias quedan marcadas en nuestro material genético y así las pasamos a nuestra descendencia. De este modo es como si nuestra memoria fuera un trocito de la de nuestros padres, y la suya a su vez un trocito de sus respectivos y así hasta el comienzo del tiempo...

Si les interesa podemos seguir hablando del tema. No sé si soy pesado (me temo que sí) pero esto era algo que quería dejar por aquí.


"Seguro que tú también te acuerdas..."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tenés toda la razón sobre ese mecanismo pre-instalado, ese abrir los brazos, reacción que presentamos desde nuestros primeros días, al igual que muchos reflejos primitivos más, el de succión, sobresalto, paracaídas, de búsqueda de prensión...que no desaparecen, más bien evolucionan a movimientos más complejos...me hiciste recordar el examen físico del recién nacido...